A lo largo de mi carrera como psicóloga, he visto de primera mano las consecuencias de un embarazo no planificado. Evidentemente, esta es una situación que cambia radicalmente según la edad y estatus socioeconómico de los padres. Los embarazos en adolescentes son particularmente complejos y tienen implicaciones de gran alcance para los futuros padres, sus familias y las comunidades.

Es por esto que, cuando algún paciente me comenta que tiene miedo que su hijo o hija adolescente tenga un embarazo no deseado, ponemos énfasis en la prevención ante todo. Para abordar eficazmente este problema, nos enfocamos en estrategias integrales que abarquen diversos aspectos de la salud sexual y el bienestar de los adolescentes. Te presentamos a continuación 10 estrategias efectivas para prevenir los embarazos en adolescentes:

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Embarazos en adolescentes: el caso de Latinoamérica

embarazos en adolescentes
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Antes que nada, vale la pena poner en perspectiva el alcance de esta problemática. Latinoamérica es una de las regiones que más se enfrenta a este desafío, ya que es tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes en el mundo. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), las niñas y adolescentes de estratos socioeconómicos desfavorecidos y sin acceso a educación, particularmente aquellas que viven en zonas rurales y perteneces a grupos étnicos minoritarios o grupos marginados, tienen un riesgo tres veces mayor de embarazarse que niñas y adolescentes urbanas y educadas.

Éstas personas se enfrentan ante la presión de tener que encontrar medios para sostener económicamente a sus hijos, pero sin educación formal es difícil acceder a un empleo. Debido a la falta de conocimientos o por condicionamientos sociales, es posible que sigan teniendo más hijos, lo que ahonda aún más el problema. Es por esta razón que la prioridad debe estar centrada en la prevención, para que estos adolescentes tengan la oportunidad de vivir esta etapa y procurar asentar más su estabilidad antes de formar un hogar cuando consideren que están listos.

Sin embargo, la resolución de este problema socioeconómico debe venir de la mano de un plan a gran escala con una contribución multidisciplinaria, lo cual sale del propósito de este artículo. Por lo tanto, nos enfocaremos en darte estrategias que, como pariente cercano de un adolescente, puedes comenzar a implementar para evitar que surjan problemas que puedan cambiar su futuro.

Fomentar la educación sexual integral

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La educación sexual integral es esencial para que los adolescentes tengan información precisa sobre salud reproductiva, anticoncepción y enfermedades de transmisión sexual (ETS). Hay colegios donde dan educación sexual a los estudiantes, pero también es importante que este conocimiento sea dado por los padres. Se puede hablar de los beneficios de la abstinencia, pero hay que aceptar que muchos adolescentes no escogerán este camino, por lo que hay que hablar sobre los distintos métodos anticonceptivos y su eficacia. Para que los adolescentes puedan tomar decisiones informadas, deben tener acceso a una educación sexual integral. De esta manera, se reducirá el riesgo de embarazos no deseados y de enfermedades prevenibles.

Promover la comunicación abierta

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Con mis pacientes, siempre recalco la importancia de una comunicación abierta y sin prejuicios con sus hijos adolescentes para prevenir los embarazos no deseados. Crear un espacio seguro en el que los adolescentes se sientan cómodos hablando de sus preocupaciones y haciendo preguntas abiertamente aumenta la confianza y fortalece su relación. La orientación que los padres pueden dar a sus hijos es vital para abordar cualquier concepto erróneo o preocupación que sus hijos puedan tener. Además, pueden siempre enmarcar la información según lo que consideren apropiado para la edad de sus hijos y eligen la manera en la que transmiten sus conocimientos. Debemos siempre tener en mente que saber es poder.

Proporcionar servicios anticonceptivos accesibles

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Este punto va a depender mucho de la edad del o la adolescente. Aunque muchos padres aboguen por la abstinencia, no hay cómo tapar el sol con un dedo: los adolescentes que quieren tener relaciones sexuales, lo terminarán haciendo. Por eso, garantizar un acceso fácil a los métodos anticonceptivos es esencial para prevenir los embarazos adolescentes y ETS. Hay proveedores de atención médica y organizaciones que ofrecen servicios confidenciales y adaptados a los jóvenes que incluyen asesoramiento, suministro de anticonceptivos e información sobre su uso adecuado. Cuando tienen acceso a información y a métodos anticonceptivos, los adolescentes pueden tomar decisiones responsables.

Es importante destacar en este punto que el acceso a métodos anticonceptivos no aumenta la conducta sexual de riesgo, la cual ha sido una creencia ampliamente propagada. De hecho, estos métodos hacen que los adolescentes eviten consecuencias que tendrán un impacto en su vida a largo plazo.

Promover relaciones sanas

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Enseñar a los adolescentes a tener relaciones interpersonales sanas basadas en el respeto mutuo, la confianza y la comunicación eficaz es fundamental para prevenir los embarazos no deseados. Hay que animarlos a que establezcan límites, enseñarles sobre el consentimiento, a que tomen decisiones informadas sobre la actividad sexual y den prioridad a su bienestar emocional. Cuando los adolescentes pueden formar relaciones sanas basadas en los límites, podemos empoderarlos para que manejen su vida afectiva bajo sus propios términos.

Enseñar habilidades de asertividad y de toma de decisiones

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Esto se relaciona con el anterior punto: la asertividad es crucial para prevenir los embarazos no deseados. Esto significa que tienen la capacidad de comunicar sus preferencias y límites de una manera firme y respetuosa. Muchos adolescentes inician su vida sexual por presión social, por lo que es necesario que aprendan a ser fieles a lo que ellos quieren y saber cómo comunicarlo. Además, saber tomar decisiones alineadas con sus valores, creencias y objetivos los ayudará a considerar las posibles consecuencias de sus acciones. Al enseñar a los adolescentes a ser asertivos y a ser capaces de tomar decisiones, podemos capacitarlos para que asuman el control de su salud sexual responsablemente.

Ayudarlos a tomar conciencia sobre las consecuencias

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Educar a los adolescentes sobre las consecuencias de un embarazo no deseado servirá para hacerlos reflexionar y saber qué puede ocurrir tras una decisión apurada. Hablar de los retos físicos, emocionales y prácticos que conlleva la paternidad temprana puede ayudarlos a comprender la importancia de prevenir los embarazos no deseados. Al hacerlos darse cuenta sobre las consecuencias de cómo cambiará su vida y se afectará su futuro, podremos motivar a los adolescentes para que actúen responsablemente y den prioridad a sus objetivos futuros.

Abordar los factores socioculturales

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Como mencionamos al inicio del artículo, hay factores socioculturales como la pobreza, la falta de educación y la escasez de oportunidades que contribuyen a la elevada tasa de embarazos adolescentes. Abordar estos factores mediante políticas de apoyo, acceso a la educación y capacitación económica puede reducir significativamente la prevalencia de embarazos no deseados. Obviamente, este es un trabajo que debe hacerse a gran escala, pero hay voluntariados que permiten enseñar educación sexual a personas de escasos recursos que, de otro modo, no podrían acceder a estos conocimientos. Hacerlo podría cambiar la vida de muchas personas.

Fomentar el retraso del inicio sexual

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Obviamente no será lo mismo iniciar una vida sexual a los 14 años que a los 20. Hay muchos cambios en el desarrollo y el nivel de madurez que ocurren en esta etapa, por lo que el inicio temprano de la vida sexual tendrá un impacto en el bienestar emocional de los adolescentes. Además, es más probable que, a medida que avanza la edad, adquieren nuevos conocimientos sobre la sexualidad que les permitirá ser más responsables.

Es por esto que promover el retraso del inicio de la actividad sexual es una estrategia eficaz para prevenir los embarazos en la adolescencia. Reiteramos que los adolescentes deben ser educados sobre los beneficios de esperar hasta estar emocional y físicamente preparados para la actividad sexual, como un menor riesgo de embarazos no deseados y ETS.

Poner énfasis en la responsabilidad personal

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La adolescencia es una etapa en la que los jóvenes buscan cada vez más independencia de los papás para tomar sus propias decisiones. Por esta razón, enseñarles el sentido de la responsabilidad personal es importante para que tomen decisiones pensando a futuro, una habilidad que será útil para el resto de su vida. Se debe enseñar a los adolescentes a responsabilizarse de su salud sexual, a utilizar los métodos anticonceptivos de forma sistemática y correcta, y a mantener relaciones sanas basadas en el consentimiento mutuo. Esto disminuirá el riesgo de una consecuencia no calculada, como un embarazo. Así protegerán su futuro y no estarán embarcados en una situación que no están listos para afrontar.

Promover la enseñanza entre pares

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En ocasiones, los adolescentes no están dispuestos hablar con adultos sobre ciertos temas, por lo que recomendamos encontrar un método alternativo como este: hay adolescentes formados (que puede incluir madres solteras que ya han aprendido por su experiencia) que pueden desempeñar un papel vital en la promoción de la salud sexual y la prevención de los embarazos de adolescentes. Los programas educativos dirigidos por personas de la misma edad pueden llegar eficazmente a los adolescentes, ya que sentirán que no es un adulto intentando darles “lecciones”, sino que es alguien que tiene experiencias y desafíos similares.

Estos educadores les ayudarán a abordar sus preocupaciones y difundir información precisa de una manera cercana y sin prejuicios. De este modo, los adolescentes tendrán redes de apoyo entre pares que los capaciten y tendrán con quién hablar con menos vergüenza sobre el tema, incluyendo inseguridades y experiencias previas.


En conclusión, la prevención de los embarazos en adolescentes requiere un enfoque integral y polifacético que aborde diversos aspectos de la salud sexual y el bienestar de los adolescentes. Aplicando estas estrategias que hemos implementado con pacientes anteriormente, y dando a los adolescentes los conocimientos y habilidades necesarios para tomar decisiones responsables, podemos reducir la incidencia de los embarazos no planificados en esta etapa tan delicada.

Hemos recopilado algunas de las preguntas más frecuentes sobre el embarazo en adolescentes para dar un mayor contexto a esta problemática:

¿Qué es el embarazo en la adolescencia? Desde y hasta cuándo se considera que hay embarazo en la adolescencia?

El embarazo en la adolescencia sucede cuando una niña que ha comenzado su ciclo menstrual y que es menor de 19 años queda embarazada. Hay ocasiones en las que el progenitor del bebé en camino es otro adolescente y el embarazo se produce a raíz de una relación sexual en la que se han puesto de acuerdo. Sin embargo, hay casos en los que el progenitor es mayor de edad o el embarazo se produjo a raíz de una relación sexual forzosa. Ambos escenarios deben tener consecuencias legales según el país de origen de las personas.

¿Cuales son las causas y consecuencias del embarazo adolescente?

Hay muchas causas por las que hay embarazos en la adolescencia: falta de educación, falta de acceso a métodos anticonceptivos, paradigmas culturales o religiosos, relaciones sin consentimiento, conductas impulsivas, conductas influenciadas por el consumo de sustancias, etc.

Esto puede llevar a un sinnúmero de consecuencias severas: una falta de madurez física y psicológica para llevar a término un embarazo, dificultad para completar los estudios, dificultades económicas, consecuencias sociales, matrimonios forzados, etc.

¿Cuáles son los riesgos de un embarazo en la adolescencia?

Hay varios riesgos a nivel biológico. Según la OMS, hay un mayor riesgo de endometriosis puerperal, eclampsia e infecciones en las madres adolescentes cuando se las compara con las que superan los 20 años de edad. En el caso de los bebés, tienen un mayor riesgo de nacer prematuramente, tener un peso bajo y tener afecciones neonatales graves. Esto es sin tomar en consideración otros riesgos, como un trauma en caso de que haya ocurrido una violación, presión para tomar decisiones no deseadas (como la obligación de casarse), etc.

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