ansiedad por comer

Si algo caracteriza al mundo actual es que la humanidad vive de manera acelerada y padeciendo un alto nivel de estrés. Las personas procuran manejar el estrés de distintas maneras y una de ellas es recurrir a la comida como una válvula de escape, como con ansiedad por comer. 

Esta conducta es conocida como “comer emocionalmente”, es decir, cuando comer no se relaciona con hambre, sino con factores emocionales. Se trata de un comportamiento en el que se consumen alimentos para hacer frente o evadir emociones que nos resultan incómodas o que nos generan presión (estrés).

Lamentablemente, muchas veces los alimentos que consumimos son altamente calóricos y procesados, por lo que la ansiedad por comer puede contribuir en el aumento de peso. Según el Gobierno de México, uno de los factores que influyen en el sobrepeso y la obesidad son los emocionales. Evidentemente, aquí nos centraremos en el aspecto emocional de este fenómeno que constituye el origen de un problema nutricional.

¿La ansiedad es un problema en tu vida? Hemos preparado una excelente guía que ha ayudado a nuestros lectores a entender las causas de la ansiedad y cómo enfrentarla. Entender la causa y tratar los síntomas son los primeros pasos hacia una vida plena.

 

A continuación veremos las causas de la alimentación por estrés, su impacto en las personas y la manera de afrontar y gestionar este comportamiento eficazmente.

 

Photo by Pavel Danilyuk

¿Qué significa la alimentación emocional?

Comer es un acto natural que normalmente realizamos de manera moderada y en horarios regulares.  Cuando se altera el ritmo de alimentación y/o las cantidades de alimentos a consumir, como una respuesta a emociones que estamos teniendo y que nos pueden incomodar, tales como ansiedad, aburrimiento, tristeza, frustración, entonces se puede decir que se está comiendo por factores emocionales.

Por lo general, la alimentación también se ve alterada en cuanto al tipo de alimentos que se consumen, pues resulta más reconfortante consumir comida muy calórica y poco saludable, rica en azúcar, grasas saturadas o sal.  Esto se debe a que tales alimentos proporcionan placer y un aparente alivio que sólo es temporal.

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Causas de comer por estrés

Existen múltiples factores que nos pueden llevar a comer por estrés, por ejemplo:

  • El factor hormonal: Existe una hormona llamada cortisol que es producida naturalmente por nuestro organismo. Ante una situación de estrés o ansiedad, esta hormona se libera en mayor cantidad, y puede darse un aumento de apetito (o puede confundirse el estrés con sensación de hambre) y, por ello, se cae en la tentación de consumir alimentos poco saludables y fuera de los horarios normales de comida. Cabe señalar que también hay personas a las que el estrés les suprime o reduce el apetito.
  • Los factores emocionales:  Las emociones evidentemente pueden ser desencadenantes para comer más o a deshoras. Una situación de angustia o de ansiedad puede ser lo que catalice el consumo de alimentos por estrés.  Las personas en este estado pueden buscar distraerse comiendo, o sentirse reconfortadas a través del consumo de alimentos.
  • Como conducta aprendida:  Con el tiempo, muchas personas pueden asociar el hecho de comer con sentirse bien, por lo que al sentir estrés o cualquier otra emoción incómoda tienden a comer para sentirse más relajadas. Con el tiempo, estas personas podrán desarrollar el hábito de comer cuando no se sientan bien emocionalmente.
  • No tener mecanismos de afrontamiento: Cuando uno no sabe o no puede identificar qué es lo que le causa malestar y, por tanto, no pueden  afrontar sus situaciones de estrés, es posible que se apoyen en la comida para sentir un alivio fácil y rápido.
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El impacto que tiene la ansiedad por comer

Consumir alimentos por el mero hecho de estar pasando situaciones de estrés puede tener varios efectos negativos tanto en lo físico como en lo mental:

  • Variación en el peso corporal:  El consumir de manera seguida alimentos muy calóricos y poco nutritivos como consecuencia del malestar emocional puede provocar un aumento de peso.
  • Efectos emocionales: Con mucha frecuencia sucede que el consumo de alimentos de manera desordenada y poco nutritiva produce una  sensación de bienestar temporal que va acompañada, casi enseguida, de sentimientos de culpa,  arrepentimiento y cargo de conciencia, generando más angustia emocional de la se tenía antes de comer.
  • Nutrición deficiente: Al comer por estrés, es común buscar alimentos poco saludables: muy calóricos, llenos de grasa y azúcar, altamente procesados y carentes de nutrientes esenciales. Por esta razón, se pueden producir problemas de salud debido a una nutrición deficiente.
  • Se puede caer en un círculo vicioso:  Como mencionamos antes, es posible que al comer para afrontar emociones incómodas se generen sentimientos de culpa y cargo de conciencia, los cuales nos llevan a volver a comer y así se cae en un ciclo vicioso que es duro de romper. 
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Estrategias para afrontar el “comer emocionalmente”

Al ser un asunto multifactorial, hay varias maneras de trabajar el impulso de comer por estrés. A continuación destacamos algunas estrategias que pueden ser eficaces para manejarlo:

  • Identificar los desencadenantes: En primer lugar, hay que analizar si tenemos hambre o estamos afrontando alguna situación emocional que nos induce a comer y, en tal caso, identificar qué emociones son aquellas con las que estamos tratando. Una vez hecho este ejercicio, debemos tener previstos mecanismos de afrontamiento distintos, tales como realizar cualquier actividad física o deporte de nuestro agrado, escribir en un diario o aprender y realizar técnicas de relajación. Un profesional de la salud mental nos puede ayudar a gestionar las emociones y encontrar una manera más sana de procesarlas.
  • Contar con una red de apoyo:  Tanto para afrontar situaciones de estrés como para cualquier situación relativa a nuestro bienestar general y especialmente mental, es preciso que siempre tengamos una red de apoyo de amigos, familiares o de grupos especiales de apoyo. Una red de apoyo siempre será de gran ayuda cuando atravesamos dificultades y nos ayudará a  ver y contar con formas más sanas para lidiar con el estrés.
  • Practicar un alimentación consciente: Es muy importante distinguir cuándo tenemos verdaderamente hambre, poner atención a lo que comemos y cuándo lo hacemos y al momento de consumir alimentos, hacerlos despacio, saboreando cada bocado, desarrollando una relación más sana con la comida. Esto puede lograrse de la mano de un nutricionista o un nutriólogo, ambos profesionales que se enfocan en la relación entre la alimentación y la salud.
  • Comer en un entorno saludable:  Si bien es cierto que hay que procurar el consumo de alimentos nutritivos y saludables, evitando “picar” y consumir “comida chatarra”, también es cierto que es importante consumir los alimentos en horarios adecuados y en un lugar cómodo y específico para ello, el cual debería ser un ambiente acogedor donde se pueda tener una sensación de calma.  Además, destinar un tiempo razonable para comer y consumir los alimentos de manera pausada es casi tan importante como el entorno en el que se come.  

En el mundo actual es muy fácil caer en malos hábitos respecto de la alimentación, especialmente debido a que muchos vivimos con estrés y éste nos afecta en todos los aspectos de nuestra vida.  Para evitar comer por razones emocionales, debemos analizar y detectar si estamos comiendo de manera desordenada y si estamos consumiendo alimentos por hambre o como respuesta a nuestras emociones.

Debemos detectar los desencadenantes que nos llevan a este mal hábito y desarrollar mecanismos y estrategias para evitarlo de modo que mantengamos una relación sana con la alimentación. Es preciso que contemos con una red de apoyo que nos ayude a librarnos del ciclo vicioso que se puede generar al comer por emociones incómodas y que logremos tener una relación más sana con la comida.

En casos severos o que puedan considerarse que se nos fueron de las manos, nos será de mucha ayuda acudir a profesionales de la salud mental y física para manejar este patrón emoción-comida y conseguir mantener nuestro bienestar de manera duradera. 

Esperamos que este artículo te haya sido de ayuda, ¡compártelo con otras personas que también podrían beneficiarse de él!

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