procrastinar

¿Te encuentras constantemente aplazando tareas, luchando por mantener la concentración y, en última instancia, cayendo víctima de la procrastinación? Si es así, no está solo. Procrastinar es común, muchas personas lo hacen en su vida diaria. Pero tenemos que aclarar que, aunque se sienta que es una consecuencia de la “vagancia” u “holgazanería”, en realidad es una dificultad de manejar las emociones incómodas que nos produce una determinada tarea.

Tal vez nos parece una tarea aburrida, sumamente complicada o, simplemente, tediosa. Es por eso que preferimos hacer cualquier otra cosa antes que enfrentarnos a dicha tarea y sentir esa incomodidad. Sin embargo, sabemos que tenemos que hacerla eventualmente, por lo que nos genera aún más malestar e incluso ansiedad seguir postergándola.

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Es por esto que en este artículo queremos transmitirte la sabiduría de técnicas japonesas como la técnica Ikigai, la técnica Kaizen, la técnica Pomodoro, la técnica Hara Hachi Bu y la técnica Shoshin, para que puedas hacer las tareas tediosas de una manera planificada y simplificada. Si comienzas a aplicarlas, es probable que procrastinar ya no sea tan tentador, sino que podrás tachar las tareas aburridas de tu lista de pendientes lo más pronto posible para que puedas tener más tiempo libre sin ansiedad o culpa.

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En este artículo exploraremos cada una de estas técnicas, te explicaremos en qué consisten y te proporcionaremos consejos prácticos sobre cómo aplicarlas eficazmente.


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Técnica Ikigai: Descubre tu propósito en la vida

Ikigai es un concepto japonés que gira en torno a encontrar tu propósito en la vida. Este propósito es la razón que te motiva a levantarte de la cama cada mañana. Para dejar de procrastinar, es crucial tener una visión clara de tus objetivos y aspiraciones. Tómate un tiempo para reflexionar sobre tus pasiones, tus puntos fuertes y las necesidades del mundo que te rodea. Determina qué es lo que realmente te da alegría y se alinea con tus valores. Cuando tienes un propósito significativo, te resulta más fácil mantenerte motivado y centrado, reduciendo la tentación de procrastinar.

Consejo práctico: Crea un tablero de visión (vision board) o un diario para representar visualmente tus objetivos y recuérdate a ti mismo tu propósito con regularidad. Esto ayudará a mantener tu motivación alta y que procrastinar no resulte tan atractivo, ya que tu “por qué” y “para qué” siempre estarán presentes en tu mente.

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Técnica Kaizen: Adopta la mejora continua

La técnica Kaizen pone énfasis en el poder de hacer cambios pequeños y graduales. En vez de agobiarte con la presión de conseguirlo todo a la vez, concéntrate en progresar de forma constante cada día. Esta técnica, desarrollada para la mejora continua de procesos, se basa en 5 pasos: clasificar, ordenar, limpiar, estandarizar y disciplina (seiri, seiton, seiso, seiketsu y shitsuke en japonés). Primero, debes clasificar las tareas según su importancia. Después, organiza las herramientas que necesitarás para hacerlas. A continuación, identifica los errores de ejecución y busca cómo mejorarlos. Con esto, puedes establecer parámetros de cómo se modificará esta actividad. Finalmente, debes tener la disciplina de aplicar estos pasos continuamente, ya que es posible seguir mejorando los procesos.

De un modo simplificado, divide tus tareas en partes manejables, busca qué podrías hacer mejor (sin caer en el perfeccionismo) y haz el compromiso de trabajar en ellas de forma constante. Al adoptar esta mentalidad, desarrollarás un impulso y crearás hábitos positivos que contrarrestarán las ganas de procrastinar.

Consejo práctico: Inicia con una tarea sencilla y reserva un tiempo específico cada día para trabajar en ella. Si una tarea se siente agobiante, busca cuáles serían las “mini tareas” para completarla y céntrate en completar cada una de ellas. Celebra las pequeñas victorias para reforzar tus progresos y mantener tu motivación alta. Verás cómo la técnica Kaizen rendirá frutos.

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Técnica Hansei: Acepta tus errores

Más que una técnica, es una idea que resulta muy liberadora. Esta propone aceptar los errores que cometemos y que nos comprometamos a mejorar en el futuro.

Cuando la aplicamos a nuestras vidas, no solamente nos quitamos el miedo de fallar, sino que usamos la experiencia para aprender y rectificar. Hacemos que nuestras equivocaciones sean nuestras maestras. En términos de productividad, no caeremos en el “parálisis por análisis”, fenómeno en el cual no iniciamos una actividad por sobreanalizar todo lo que puede salir mal y, para evitar que suceda, tendemos a procrastinar hasta que “esté perfecto”.

Si piensas que los errores te brindan un aprendizaje, será más fácil tomar la iniciativa porque no será tan amenazante. Consideraremos que, aunque algo salga mal, siempre se sacará una lección importante de la experiencia.

Consejo práctico: Trabaja siempre con un cuaderno a la mano. Esta será tu herramienta de autorreflexión. Cuando identifiques un error, anótalo y escribe al lado cómo planeas rectificarlo. Después podrás ver todas las lecciones que has aprendido en el camino y cómo has crecido.

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Técnica Hara Hachi Bu: Alimenta tu cuerpo sabiamente

Hara Hachi Bu es un concepto japonés centrado en la alimentación consciente. Este anima a las personas a comer hasta que estén llenas en un 80%, evitando así comer excesivamente y logrando tener un mejor proceso de digestión. Al practicar una alimentación consciente, podrás mantener unos niveles de energía constantes a lo largo del día, reduciendo la probabilidad de sentir fatiga después de las comidas, lo que lleva a procrastinar.

Consejo práctico: Presta atención a las señales de hambre y saciedad de tu cuerpo mientras comes. Ingiere tus alimentos despacio y saborea cada bocado, permitiéndole a tu cuerpo enviarte señales de saciedad para evitar el exceso de comida y el cansancio que viene con él. La técnica Hara Hachi Bu te permitirá tener una mayor conexión con tu cuerpo para que rindas de manera óptima.

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Técnica Shoshin: Adopta una mentalidad de principiante

La técnica Shoshin, o la “mentalidad del principiante”, implica abordar cada tarea con apertura, curiosidad y ganas de aprender. Es común que el miedo a fracasar o el deseo de hacer las cosas a la perfección pueden llevarte a la procrastinar, ya que las expectativas son tan altas que no sabes por dónde iniciar. Al adoptar una mentalidad de principiante, dejas de centrarte en el resultado para concentrarte en el proceso de aprendizaje y crecimiento. Esto te libera de las limitaciones autoimpuestas y te anima a pasar a la acción sin miedo de cometer errores.

Consejo práctico: Recuérdate constantemente que los errores son oportunidades para crecer y aprender. Acepta los retos y las nuevas experiencias con curiosidad y entusiasmo, permitiéndote progresar sin la carga del perfeccionismo. Además, recuerda que hasta los más expertos cometen errores. La técnica Shoshin te permite ser más gentil contigo mismo para evitar sentirte frustrado y abandonar tus proyectos.


Incorporar estas técnicas japonesas a tu vida requiere una práctica y un esfuerzo constantes. Recuerda que el cambio lleva tiempo y que vencer la tentación de procrastinar es un viaje. Cuando descubres tu propósito (técnica Ikigai), adoptas la mejora continua (técnica Kaizen), trabajas con intervalos enfocados (écnica Pomodoro), alimentas tu cuerpo conscientemente (técnica Hara Hachi Bu) y adoptas una mentalidad de principiante (técnica Shoshin), te liberarás gradualmente del freno que representa procrastinar y podrás ser más productivo. Empieza poco a poco, comprométete y observa cómo tus objetivos se van cumpliendo. Esto será muy beneficioso para tu futuro.

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