causas de la ansiedad

¿Cuáles son las causas de la ansiedad? Anteriormente hemos hablado acerca cómo saber si se tiene ansiedad (marcando la diferencia entre la ansiedad cotidiana y cuándo puede levantar signos de alarma) y qué hacer para calmar un ataque de ansiedad. Aunque muchos factores pueden contribuir al desarrollo de un trastorno de ansiedad, existen algunas causas sorprendentes que tal vez no hayas tenido en cuenta.

¿La ansiedad es un problema en tu vida? Hemos preparado una excelente guía que ha ayudado a nuestros lectores a entender las causas de la ansiedad y cómo enfrentarla. Entender la causa y tratar los síntomas son los primeros pasos hacia una vida plena.

 

En este artículo, exploraremos cinco de las causas de la ansiedad menos conocidas que pueden estar afectando a tu bienestar mental. Comprender estas causas puede ayudarte a identificar los posibles desencadenantes y a encontrar formas eficaces de controlar y aliviar los síntomas de ansiedad.

Causas de la ansiedad

La ansiedad con frecuencia es multifactorial, es decir, hay muchos factores que pueden estar contribuyendo a los síntomas que están manifestándose. Es por esto que queremos contarte sobre algunas causas de la ansiedad que son menos obvias, pero que podrían estar afectando tu salud mental.

Deficiencias nutricionales

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Una dieta equilibrada desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la salud física y mental. Sorprendentemente, ciertas deficiencias nutricionales pueden contribuir al desarrollo o empeoramiento de los síntomas de ansiedad. Por ejemplo, los estudios han demostrado que los alimentos ricos en magnesio, vitamina D y ácidos grasos omega-3 se asocian a una mayor sensación de calma en ratones, por lo que podrían ayudar a las personas.

El magnesio es un mineral esencial que interviene en la regulación de los neurotransmisores, como la serotonina, que afecta al estado de ánimo. Unos niveles reducidos de magnesio pueden provocar contribuir a los síntomas de ansiedad. Del mismo modo, la deficiencia de vitamina D se ha relacionado con mayores niveles de ansiedad.

Los ácidos grasos omega-3 son importantes para la salud y el funcionamiento del cerebro. Las investigaciones sugieren que la deficiencia de omega-3 puede aumentar el riesgo de ansiedad y depresión. Estos ácidos grasos ayudan a reducir la inflamación del cerebro y mejoran la comunicación entre las neuronas, lo que puede repercutir positivamente en los síntomas de ansiedad.

Para mejorar el bienestar mental, consumir una dieta equilibrada rica en magnesio, vitamina D y ácidos grasos omega-3 es esencial. Incorporar a la dieta alimentos como verduras, frutos secos y semillas, pescados grasos (como el salmón) y productos lácteos enriquecidos puede ayudar a prevenir las deficiencias nutricionales que pudieran estar contribuyendo a la ansiedad.

Problemas intestinales crónicos

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La conexión intestino-cerebro es un área fascinante de investigación, y las pruebas sugieren que las alteraciones en el microbioma intestinal pueden afectar a la salud mental, incluida la ansiedad. El intestino tiene billones de bacterias, a menudo llamadas microbiota intestinal, que juegan un papel vital en varios procesos fisiológicos, como la producción de neurotransmisores.

Los desequilibrios en la microbiota intestinal, frecuentemente causados por factores como una dieta desbalanceada o inadecuada, el estrés o el uso de ciertos medicamentos pueden dar lugar a una afección conocida como disbiosis. La disbiosis se ha asociado a un aumento de los síntomas de ansiedad, ya que las alteraciones de las bacterias intestinales pueden afectar a la producción y regulación de neurotransmisores como la serotonina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA), ambos implicados en la regulación de la ansiedad.

Además, los problemas intestinales crónicos como el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) también pueden contribuir a la ansiedad. El malestar y lo impredecible de estas afecciones pueden aumentar los niveles de estrés y ansiedad. Por lo tanto, es fundamental mantener un intestino sano mediante el consumo de una dieta rica en fibra, alimentos fermentados y probióticos, así como manejar eficazmente los niveles de estrés.

Desequilibrios hormonales

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Los desequilibrios hormonales pueden tener un profundo impacto en la salud mental, incluida la ansiedad. Tanto las mujeres como los hombres pueden experimentar fluctuaciones hormonales, por lo que puede aumentar su susceptibilidad a los síntomas de ansiedad. Por ejemplo, las mujeres pueden sentir una mayor ansiedad durante fases específicas de su ciclo menstrual, como el síndrome premenstrual (SPM) o la perimenopausia.

Cuando esto ocurre, los cambios hormonales pueden provocar síntomas de ansiedad. Los cambios en los niveles de estrógeno y progesterona pueden afectar (aunque todavía no se comprende muy bien el mecanismo) a la actividad de la serotonina, que desempeña un papel crucial en la regulación del estado de ánimo. Además, afecciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) y los trastornos tiroideos también pueden contribuir a los desequilibrios hormonales y aumentar el riesgo de ansiedad.

Es esencial dar prioridad al autocuidado en épocas de fluctuaciones hormonales y acudir al médico si los síntomas persisten. Los cambios en el estilo de vida, como mantenerse físicamente activo, las técnicas de manejo del estrés y una alimentación balanceada pueden ayudar a aliviar los síntomas de ansiedad relacionados con los cambios hormonales.

Trastornos del sueño

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No nos cansaremos de recalcar lo importante de dormir bien para mantener una salud mental óptima. Sin embargo, muchas personas padecen de trastornos del sueño, los cuales pueden afectar significativamente a los niveles de ansiedad. Problemas como el insomnio, la apnea del sueño y el síndrome de las piernas inquietas pueden alterar los patrones de sueño, provocando un aumento de la fatiga diurna, la irritabilidad y la ansiedad.

El sueño y la ansiedad comparten una relación compleja, dado que la ansiedad puede interrumpir el sueño, y una falta de sueño puede aumentar los síntomas de ansiedad. Esto forma una especie de círculo vicioso: no duermo porque estoy ansioso y estoy ansioso porque no duermo. Además, los trastornos del sueño pueden contribuir a aumentar los niveles de estrés, haciendo que las personas sean más propensas a la ansiedad.

Si crees que podrías estar experimentando un trastorno del sueño, es fundamental que busques ayuda profesional. El tratamiento y el manejo de los trastornos del sueño pueden mejorar significativamente los síntomas de ansiedad. Establecer una rutina de sueño constante, crear un entorno de sueño relajante y practicar una buena higiene del sueño (como reducir el tiempo en pantallas como la televisión o el celular antes de dormir y evitar hacer ejercicio intenso cerca de la hora de dormir) también puede promover un mejor sueño y reducir la ansiedad.

Factores ambientales

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Aunque la predisposición genética juega un papel en el desarrollo de la ansiedad, los factores ambientales también pueden contribuir significativamente a su aparición. La exposición al estrés crónico, los eventos traumáticos y un estilo de vida de alta presión pueden aumentar el riesgo de trastornos de ansiedad.

El estrés crónico activa la respuesta del organismo ante la presión, lo que provoca la liberación de cortisol, la hormona del estrés. Cuando la exposición a altos niveles de cortisol es crónica, puede alterar el equilibrio de los neurotransmisores y contribuir a los síntomas de ansiedad. Del mismo modo, los eventos traumáticos pueden desencadenar un aumento de la ansiedad, ya que el cerebro se vuelve hipervigilante y anticipa constantemente nuevos peligros.

Además, un estilo de vida de alta presión, (el cual puede venir por una carga de trabajo excesiva, largas horas de trabajo, horarios demandantes o plazos cortos de cumplimiento, etc), ser perfeccionista y destinar poco tiempo a la relajación, también pueden contribuir a la ansiedad. La búsqueda constante (y muchas veces desgastante) de la perfección y el miedo al fracaso pueden provocar altos niveles de estrés crónico y sensación de agobio, aumentando en última instancia los síntomas de ansiedad.

Es vital identificar y abordar los factores ambientales que pueden estar contribuyendo a la ansiedad. La terapia de la mano de un profesional calificado puede proporcionarte herramientas y estrategias valiosas para aprender a manejar el estrés de un modo eficaz, procesar acontecimientos traumáticos y establecer un equilibrio más saludable entre la vida laboral y personal. De igual manera, realizar actividades de autocuidado, hacer ejercicio y practicar la atención plena (mindfulness) también puede ayudar a reducir los niveles de ansiedad.


Como hemos visto, hay múltiples causas de la ansiedad, algunas de las cuales pueden ser inesperadas. Las deficiencias nutricionales, los problemas intestinales crónicos, los desequilibrios hormonales, los trastornos del sueño y los factores ambientales son solo algunos de los factores que pueden contribuir al surgimiento o al empeoramiento de los síntomas de ansiedad.

Comprender estas causas menos conocidas y abordarlas mediante cambios en la dieta, técnicas de manejo del estrés y la búsqueda de ayuda profesional puede mejorar de manera significativa el bienestar mental. Al identificar y abordar estas causas subyacentes, las personas pueden tomar medidas proactivas para controlar y aliviar los síntomas de ansiedad, lo que les permite tener una vida más sana y satisfactoria.

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